Bergamasco, el can rastafari
Allá donde vaya, llama la atención. Su abundante pelaje lleno de rastas es la característica por excelencia de este amigo peludo que hoy en Mónica Gómez os presentamos. Hablamos del Pastor Bergamasco, originario de los Alpes Italianos.
Tomó su nombre de los valles bergamascos de Lombardía, una zona donde antiguamente era muy frecuente ver este tipo de raza, que suele pesar unos 35 kilos y medir 55 cm.
Con su expresión dulce y apacible, es un can fácil de adiestrar ya que son inteligentes, obedientes, dóciles, fuertes, afectuosos y muy pacientes con los niños. Tradicionalmente, ha sido una raza muy útil para guiar y proteger rebaños, los pastos y fincas. Además, tienen un temperamento estable y son pacíficos pero son algo reservados con los extraños por lo que pueden ser buenos perros guardianes.
En cuanto a la estética y problemas de salud, no presenta patologías destacadas. Sin embargo, es primordial revisarle frecuentemente las orejas para prevenir infecciones y hongos, así como los ojos.
Por otro lado, su pelaje también requiere de una inspección periódica para evitar que aparezcan pulgas y otros parásitos en su piel. Más que cepillarlo hay que evitar que los mechones se compacten y hay que estirar cada uno frecuentemente. No requiere baños regulares pero sí es conveniente esquilarlos.
Para su equilibrio físico y emocional, es primordial que realice ejercicio a diario, corra y juegue en espacios abiertos. Su entorno ideal serían las zonas rurales y amplias aunque también son frecuentes verlos en la vida urbana.