Falsos mitos sobre los perros
Muchas veces se escuchan comentarios que no tienen ninguna base sólida sobre la que apoyarse, pero ya sea por que siempre se ha escuchado y por el boca a boca, nos creemos ciertos mitos.
Estos mitos que creemos como ciertos pueden ser sobre las costumbres de nuestras mascotas por ejemplo, y hoy queremos enumerar algunos que escuchamos en ocasiones.
Uno de los mitos más extendidos es que es muy adecuado y beneficioso para nuestro perro darle huesos, para que así fortalezcan y mantengan su dentadura fuerte y limpia. Este mito es falso.
Darle huesos a nuestras mascotas no es la mejor opción. El perro, cuando le damos un hueso comienza a roerlo y astillarlo, y también, según el tipo de hueso, lo puede llegar a partir. El perro se puede tragar trozos pequeños de huesos y le podrían llegar a ocasionar daños internos. Las astillas también se le pueden clavar en las encías, o atascadas en la garganta...
Otro mito muy extendido es que los perros no tienen páncreas y por ello no pueden comer azúcar. Este mito también es falso.
Los perros claro que tienen páncreas, igual que nosotros, y también regula las funciones endocrinas (producen hormonas necesarias que pasan a la sangre) y exocrinas (segrega enzimas digestivas que pasan al intestino y regulan el nivel de azúcar en sangre también). Con esto no queremos decir que puedan comer azúcar en exceso, ya que no es bueno para su salud.
Otro mito parecido del que ya hablamos en una ocasión es sobre comer chocolate. Cuando un perro come chocolate, éste se descompone en su digestión en unas sustancias que para las mascotas resultan tóxicas (pero este mecanismo nada tiene que ver tampoco con que los perros “no tengan páncreas”).
Otro mito que hemos oído alguna vez es que los perros no sienten como nosotros. Esto es totalmente falso también, ya que diversos estudios han demostrado que el umbral de dolor de los perros es muy similar al nuestro, y con sentimientos similares a los nuestros. El perro relaciona, por la memoria asociativa, algunas situaciones con algunos sentimientos. Por ejemplo, perros abandonados o maltratados sufren más miedos, y son muy huidizos y temen objetos como palos etc.
Los perros no sudan. En este caso el mito es verdad, los perros no sudan. Ellos no regulan su temperatura corporal con las glándulas sudoríparas como nosotros, si no mediante su pelaje y también, con los jadeos.
Estos son solo algunos ejemplo de lo extendidos que están los falsos mitos, y que en muchas ocasiones, debido a su permanencia en el tiempo, están entre nosotros como verdades.